¿Qué es la privacidad? Hace unos años, tampoco hace falta girar demasiado la cabeza, nuestros datos personales no eran tan accesibles como lo son ahora. Actualmente, los datos de millones de usuarios de la red están al alcance de cualquiera, pero pocos son conscientes de ello. Desde el momento en que cualquier tipo de información se comparte en una red social, un chat, un foro, en definitiva, en Internet, nadie puede tener la certeza de dónde va a acabar esa información que inocentemente (o tal vez no) ha subido desde su ordenador.
Facebook, la red social por excelencia, “se ha esmerado”, especialmente durante el último año, en aumentar los filtros y las opciones de privacidad que se ofrecen a los usuarios. Aunque sin duda ayuda, nada impide que tus propios contactos hagan pública una información que tú has protegido del resto de usuarios. Las capturas de pantalla existen, y gracias a ellas comprendemos mucho más sobre la estupidez humana.
Sin embargo, existen otras técnicas para acceder a estas informaciones o para aprovecharse del cuidado perfil que nosotros mismos creamos.
Facebook vende nuestros datos a empresas que buscan nuevos clientes potenciales, como es bien sabido, y de esta forma nos bombardea con publicidad específicamente seleccionada para nosotros, ¡qué afortunados!, ¿no?
Pero el colmo del ansia por acceder a los datos privados de los usuarios cayó en mis manos hará ya varios meses. Una costumbre, que estaba siendo cada vez más comúnmente puesta en práctica en EE.UU., saltaba a los medios. “Si quiere trabajar aquí, deme su contraseña de Facebook”. Y es que, al parecer, cada vez un mayor número de empresas exigían que durante la correspondiente entrevista de trabajo se les proporcionase la contraseña de la conocida red social para poder acceder así a los datos personales del aspirante. De esta forma, observaban qué estilo de vida llevaba, cuáles eran el tipo de conversaciones que mantenía y, en definitiva, realizaban un perfil del aspirante a medida, al parecer mucho más valioso que el propio currículum o la propia entrevista personal.
Aunque muy poco a poco, los usuarios cada vez son más conscientes de los riesgos que publicar tus datos implica y los perfiles se han ido cerrando, aunque, como se ha dicho antes, esto no supone ninguna protección si 500 o 1.000 personas tienen acceso a ese perfil. Pues bien, ante la imposibilidad de acceder a ellos libremente los entrevistadores no dudan en exigir la contraseña. ¿Qué ocurre si te niegas a proporcionársela?
- ¡Que pase el siguiente!
¿Es que alguien entregaría las llaves de su casa? Me resulta absolutamente escandaloso que este tipo de prácticas puedan llevarse a cabo, que las empresas se crean con derecho a que les sea proporcionada una contraseña personal cuya labor es precisamente que dicha información permanezca en la esfera privada.
Y entre tanto, Facebook ha prometido incrementar la privacidad de su página para evitar estos abusos y ha informado de que las empresas pueden enfrentarse a demandas por discriminación si persisten en mantener dichas prácticas. Lamentablemente, tal y como está la situación, muchos aspirantes, bien por desconocimiento de sus propios derechos o bien por necesidad, se verán objeto de este tipo de repulsivas prácticas empresariales.
Y entre todo este follón, Facebook salió finalmente ayer a bolsa, a un precio por acción de 38 dólares y un valor en Bolsa de 103.000 millones de dólares, más de cuatro veces la tasación de Google en su estreno bursátil en 2004.
Así, Mark Zuckerberg se convertirá, a sus 28 años de edad, en el segundo hombre más rico de EE.UU., solo por detrás de Bill Gates.
Mucho se ha especulado sobre el estreno en el Nasdaq de esta empresa nacida hace tan solo 8 años en un dormitorio de Harvard, pero muchas voces apuntan a que su tasación es desmesurada y podríamos estar ante el nacimiento de otra burbuja, pero esta vez de carácter tecnológico. Solo el tiempo lo dirá.
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