¿Sabías que los que se reúnen a lo largo de la alfombra verde de los Goya son figurantes contratados para que piropeen y aplaudan a los actores y actrices que pasean sus mejores galas a la entrada de los Goya? Yo no lo sabía. Lo cierto es que parece ser una práctica común desde hace unos años, con el fin de evitar abucheos a miembros de la academia o representantes políticos.
La cultura está en boca de todos, pero cada uno lo interpreta a su manera. Los internautas son partidarios de que esta pueda compartirse libremente en la red, de que todo el mundo pueda tener acceso a ella, o que al menos los precios disminuyan para que el nivel de acceso a la cultura sea mayor.
Por su parte, muchos de los creadores de esta cultura luchan porque la red se reduzca cada vez más y las posibilidades de difusión de sus obras cada vez sean menores. Luchan por que los consumidores tengamos cada vez menos fuentes a las que acudir para obtener esa cultura y los precios sigan siendo altos.
Si bien es cierto que muchos de estos autores no obtienen grandes beneficios y son las organizaciones las que se aprovechan de los llamados “derechos de autor”, la pregunta que pueden hacerse muchos es: ¿Por qué no eliminamos los intermediarios?
En fin, de nuevo la misma polémica de siempre. Lo nuevo este año ha venido con las detenciones que efectuó la policía en las inmediaciones del Palacio de Congresos, asegurando que, todos aquellos individuos que poseían una máscara de Anonymous entre sus pertenencias constituían una amenaza para la seguridad. Se les obligó a quitarse las máscaras y se efectuaron numerosos registros, deteniéndose incluso a aquellos que acompañaban a quienes eran propietarios de una de estas caretas.
¿Es que nos hemos vuelto locos? Anonymous prometió acciones en los Goya 2012 y su primera acción fue tirar la web de la Academia de Cine mediante un ataque DDoS, en su protesta por la ley Sinde-Wert, que comenzó el pasado 28 de enero colgando los datos personales de algunos de los defensores de la polémica normativa.
Podemos estar a favor o contra de estos métodos, que en muchos casos, con sus acciones ilegales hacen un flaco favor a la lucha por el libre acceso a la cultura, pero lo que sin duda no puede ser discutible es la libertad de expresión. Uno de nuestros derechos fundamentales.
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