Han cerrado Megaupload. Algunos dirían que se ha hecho justicia con toda la industria cultural. Alegarían que los derechos de autor vuelven a estar en el foco de la atención mundial, gracias a las últimas actuaciones de la justicia estadounidense.

Lo que ha sucedido lo podemos encontrar en todos los medios de comunicación, pero de lo que no se habla es de lo que se ha dejado por medio para llegar a este punto.

No se cuenta cómo la justicia estadounidense se arroga derechos mundiales que aparentemente nadie le ha dado. ¿Por el simple hecho de tener unos servidores en su territorio pueden imponer su ley? ¿Internet se rige por la ley americana?

No se cuenta que los usuarios han quedado indefensos por hacer valer un bien “mayor”, que solo es la defensa de unos derechos de propiedad.

Y por último, nadie parece plantearse qué puede ocurrir en todo este entramado judicial si la resolución final fuera exculpatoria o poco concluyente. Algo, por otro lado, harto probable, dada la maraña de legislaciones a aplicar, independientemente de la claridad de las pruebas que se han hecho públicas.

  
Está claro que perderán los países occidentales en la capacidad de gestión de recursos informáticos. Se derivarán servidores a terceros países  con la excusa de los costes y con la certeza de leyes más permisivas.

Perderán los defensores de los derechos de autor, pues quedarán en entredicho las capacidades para movilizar recursos públicos en la búsqueda de unos intereses privados,  sin nombrar la capacidad demostrada de los poderes públicos para extralimitarse en la aplicación de una legislación que reconoce unos derechos fundamentales a esos usuarios olvidados, así como las soberanías nacionales y sus diferentes legislaciones.

Por cierto, nada muy distinto, salvando las distancias, de lo que ocurre en los tribunales españoles y el uso que de los mismos se ha venido haciendo en los últimos años.

Perderán los usuarios, el Cloud, la legislación, etc. Perderá la libertad, tanto dentro como fuera de Internet, pues la red ya solo es una extensión de la sociedad actual, de esa sociedad globalizada que tanto ansiábamos y a la que no todos los sectores han sabido adaptarse, por más que sean los mismos que hace poco nos la vendían por las ventajas que para ellos suponían.
El pasado viernes 13 (y no el martes) el crucero Costa Concordia  navegaba frente a las costas de la Toscana italiana, siguiendo el curso fijado (o eso se creía), mientras en su interior la vida se desarrollaba con esperada normalidad. 

Antes de meternos en materia y de comenzar a analizar el suceso en cuestión, conozcamos un poco acerca de este navío. El Costa Concordia es (o era) un crucero construido por el italiano Fincantieri  en Sestri Ponente para la compañía Costa Cruceros, una empresa, también italiana, perteneciente a la compañía de cruceros más grande del mundo, la estadounidense Carnival Corporation.

En el momento de botarlo, el 2 de septiembre de 2005, era el crucero italiano más grande, con 114 500 toneladas, como curiosidad os diré que, el día de su inauguración, el 6 de julio de 2006, la botella no llegó a romperse al golpear contra él (esto ya empezaba con mal pie).

En la era de la comunicación, las noticias sobre el suceso comenzaron a llegar pocos minutos después de que la tranquilidad hubiese sido perturbada, aunque las primeras informaciones no acertaban a señalar el motivo de tal perturbación. 

Una vez las noticias en tierra e informada la policía, estos se dispusieron a alertar a los guardacostas, quienes llamaron al puente de mando para confirmar las informaciones y determinar qué hacer, pero un miembro de la tripulación aseguró que solo se trataba de un apagón.

¿Dónde está el capitán mientras esto sucede?, ¿por qué estaba el barco frente a la Isla de Giglio, muy lejos de la ruta que debería seguir?, ¿por qué la tripulación tardó tanto tiempo en ordenar la evacuación, o es que ni ellos mismos eran conscientes de la situación existente?, ¿no van dotados los buques modernos de GPS, para saber dónde están, y de sónares para comprobar la profundidad en la que se mueven?, ¿no están todos estos datos en cartas marinas electrónicas?, ¿estaban más cerca del suelo marino de lo que pensaban, a causa de un efecto hidrodinámico llamado squat?

Lo cierto es que el crucero había encallado en una roca, debido a la escasa profundidad que presentan las aguas de la Isla de Giglio a una distancia tan corta de la costa. Dicha roca rajó el barco creando una grieta, lo que a su vez provocó que el crucero comenzase a escorarse. El pánico entre los pasajeros, sin luz, sin conocimiento de la distancia que les separaba de la costa y sin información sobre lo que estaba ocurriendo cundía cada vez más. 
 
Este accidente del crucero de lujo se produce, además, justo un siglo después del  hundimiento del TITANIC, a consecuencia del choque con un iceberg al sur de las costas de Terranova, Canadá.

Veamos qué aportan las investigaciones sobre el suceso y qué explicaciones da el capitán del barco, quien al parecer se vio obligado a abandonar la nave al “caer” sobre un bote salvavidas. ¡Vaya!
El pasado 11 de enero José Luis Cienfuegos fue repentinamente cesado en su cargo como director del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICXixón). Carlos Rubiera, concejal de cultura de Gijón, anunció el pasado miércoles en rueda de prensa la injusta decisión tomada por el equipo de gobierno municipal, liderado por Foro Asturias, el partido de Francisco Álvarez Cascos.

El cineasta gijonés Nacho Carballo, quien le ha sustituido en el puesto, ha realizado unas declaraciones que han alarmado a la comunidad de cineastas, quienes en un comunicado han afirmado que tales declaraciones "nos llevan a pensar que el nuevo equipo va a desvirtuar la personalidad del festival, alejándolo de la línea de programación que lo ha convertido en un lugar de encuentro para decenas de miles de espectadores".

La decisión de cese repentino ha sido injustificada y ha provocado la preocupación e indignación de gran parte de los profesionales del sector. Tal decisión es más grave aún si recordamos las difamaciones que el actual director, Nacho Carballo, divulgó sobre el anterior equipo directivo del festival.

La gestión llevada a cabo por el equipo de José Luis Cienfuegos durante los dieciséis años que llevaba al frente del festival ha transformado sus ediciones en una referencia cinematográfica, destacando por la calidad de su programación y la sintonía entre presupuesto y participación de público.

Las consecuencias de tan errónea decisión no se han hecho esperar y es probable que la edición de este año, la número cincuenta desde su inauguración, cuente con un reducido número de cineastas que accedan a formar parte del festival, ya que muchos ya han afirmado que rechazarán “cualquier tipo de vinculación con la nueva dirección del festival”.

Tal resolución no trae sino pésimas noticias para el sector, que necesita más que nunca el apoyo de estos festivales en los que se dan a conocer contenidos nacionales que de otra forma tendrían muy difícil su propagación.

Además, es un hecho que José Luis Cienfuegos siempre se esforzó por divulgar el cine nacional en general y el gijonés en particular en un intento por darle nuevas oportunidades a proyectos menos comerciales.

En definitiva, el equipo de José Luis Cienfuegos cuenta con un historial de resultados contrastables que hacen imperdonable su cese y necesaria la rectificación de la decisión por parte del gobierno municipal de Gijón.
Internet tiene muchas cosas buenas, pero quizás la mejor es tener acceso al ingenio de tanta gente. Twitter es uno de esos sitios donde puedes encontrar muchas muestras de ello, y entre tanta información siempre hay quien realiza sus recopilaciones. Quizás la más conocida sea la que realiza Jordi Évole para elPeriodico.com, donde cada semana escoge los siete tuis más representativos/graciosos en “La semana en 7 tuits”.

Esta es la mia: